jueves, 5 de septiembre de 2013

Roadtrip veraniego por la Bretaña francesa - Día 3

Dinard - Cap Fréhel - Abadía de Beauport - Paimpol - Plougrescant - Tréguier - Perros-Guirec - Lannion

Nuestra segunda y última mañana en el B&B de Plouër-sur-Rance empezó inundando otra vez el baño. Claro, cuatro personas duchándose en una bañera sin cortina es llamar al desastre. La verdad es que como era verano no me importó mucho, pero la verdad es que me inquietó ver que la calefacción en ese baño consistía en un radiador eléctrico. Vamos, que sales de la ducha y te calientas a base de un buen calambrazo gracias al radiador.

Ese día la señora nos dejó el desayuno y antes de irse nos pidió la llave. ¿Qué llave? Anda, que nos tenía que haber dado una. Bueno, nos hubiera gustado más saber que el perro se escapaba en cuanto abrías la puerta para poder evitarlo.

Desayunamos sin compañía y nos marchamos a visitar Dinard, nuestro primer destino del día.

La verdad es que me decepcionó un poco. Comparándola con las murallas de Saint-Malo o el aroma medieval de Dinan, Dinard, que fue ciudad balneario en la belle epoque se queda en nada. Nos dimos una vuelta por el pueblo alrededor la playa siguiendo un camino que subía por las rocas y te llevaba a la bahía, justo enfrente de Saint-Malo. Bonitas vistas, pero poco más. Nos acercamos a la oficina de turismo a que nos dijeran qué había que ver. Ya lo habíamos recorrido casi todo, así que nos fuimos al siguiente destino.


Cerca del Cap Fréhel nos habían recomendado parar en Fort La Latte, un castillo-fortaleza. Sin embargo al llegar resulta que había un festival medieval y había que pagar como 15 euros para ver las actividades para niños. Como nuestra visita era más rápida que tirarnos allí todo el día, decidimos pasar e ir directamente al cabo.

A la entrada del cabo de cobran 2 euros por aparcar. Así que religiosamente pagamos al chaval y nos fuimos a dejar el coche.

¡Qué vistas!

La mayoría de playas que vimos en la Bretaña eran más bien planas, tanto que en 5 minutos había subido la marea cosa bárbara. Sin embargo, en el Cap Fréhel estábamos rodeados de acantilados. 


La Abadía de Beauport está en ruinas, pero en su tiempo (y aún hoy en día, como se puede ver con la concha del Km. 0), fue punto de partida del Camino de Santiago.


Pasamos por Paimpol de camino al Sillon de Talbert, como una pasarela de más de 3 km que se adentra en el mar. Se formó por efecto de congelarse las rocas de alrededor, que se fraccionaron y por efecto del agua y las mareas acabaron siendo arrastradas, dejando tan solo el cordón. Es una reserva natural.


Nuestra última parada del día antes de ir al hotel en Lannion era Perros-Guirec, pero por el camino pasamos por Tréguier... y tuvimos que parar allí. Muy muy bonita, y la iglesia de la plaza central era tan antigua que las piedras estaban deformadas, las antiguas gárgolas estaban irreconocibles y el musgo y las plantas creían por doquier ¡a lo largo de toda la pared! Los miércoles durante el verano son días de mercado y feria, puedes encontrar todo tipo de artesanías y comida. Nos gustó muchísimo, es lo bueno de ir con un plan flexible, paras donde quieres y encuentras pequeñas joyas :)

Vimos Perros-Guirec sin apenas luz y también queríamos ver las canteras de granito rosa, así que decidimos darnos un garbeo rápido y marcharnos al hotel y al día siguiente volver rápidamente.

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