lunes, 12 de diciembre de 2011

Cotillas de libros

Siempre me he preguntado por qué (¿pur quéee? a lo Mou) la gente en el tren/metro/bus tiene la imperiosa necesidad de saber qué libro te estás leyendo. Puedo entender que se eche un ojo por encima al periódico, al fin y al cabo son noticias y no te hace falta leer desde el principio para saber de qué va la cosa.

¿Pero los libros? Ya sea porque te estás encorvando tanto sobre el libro que querrías entrar dentro de la intriga o por las risas del descojone (que te da vergüenza reírte así en público, y mira que tienes excusa) siempre hay alguien mirando a ver qué lees.

Y jode. Miraelcotillaestequememiraellibro... Y procuras que no vean qué libro es. Pa que se jodan. O aún mejor. Te ven toda intrigada, echan un vistazo... y está en otro idioma. ¡Ja! Nunca podrás leértelo maldito.

Pues hoy en el tren nada más entrar he ocupado mi asiento, y mientras me deshacía del bolso y el abrigo he dejado mi libro de La tournée de Dios sobre el asiento de al lado. Y el hombre que iba en frente, pero en el grupo de 4 asientos de al lado dejándose el cuello para ver qué libro era. Y todo descarado, que mira que me han entrado ganas de pasárselo y decirle "tome, tome, lea la contraportada, así lee usted de qué trata". Pero simplemente he hecho que seguía peleándome con mi abrigo, cosa, que, por otro lado, era totalmente cierta.

No me gusta que la gente que no conozco de nada tenga tanto interés por lo que leo. Soy una paranoica.

Nada, manías mías.

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