jueves, 5 de mayo de 2011

Bevrijdingsdag

... o día de la liberación.

En Holanda el 5 de mayo es día de celebración, ya que fue el 5 de mayo de 1945 cuando los holandeses se vieron libres de los nazis al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque es un día de fiesta no siempre es libre en el curro. El año pasado sí lo fue y nos fuimos a Wageningen a ver el desfile de veteranos (con mogollón de canadienses, ya que fueron muy importantes para librar a los holandeses de los alemanes). Por lo visto para los funcionarios siempre es festivo (ay, funcionarios, funcionarios).

En fin, este año no tocaba, así que como todos los días a coger el tren de las 7:53, pero no, hoy al llegar a la estación el tren no estaba. En el cartel decía que el próximo tren salía a las 8:08 (sí, en serio, el tren se va a esas horas, salvo imprevisto, que suele ser bastante frecuentemente). En fin, a esperar, por lo menos ha llegado pronto el tren y nos hemos podido sentar dentro mientras.

Iba a medias, claro, mucha gente tenía el día libre. Además los niños no tienen cole esta semana.

En fin, ya en Boxmeer a por la bici. Resulta que llevan como 2 meses de obras en el párking de bicis. Empezaron por una mitad, y ya han puesto más techados, en vez de solo bicis abajo han puesto también raíles para poder dejarlas en una segunda altura (verás como me toque dejar mi bici así, me veo tirándomela encima, tiempo al tiempo). Durante todo este tiempo solo teníamos la mitad de las plazas para aparcar. Aquello era un despiporre, todas las bicis en el medio, encima a los holandeses parece que no les gusta poner la bici bien en el raíl, todas por fuera, atascando mi bici, todas las mañanas pegándome con un par de bicis para desatascar la mía... joder qué estrés ya desde primeras horas.

Después de la tira de tiempo van a empezar con la segunda mitad y el párking está medio cerrado. Pero en vez de abrir la parte que ya han terminado han habilitado parte del párking de coches que hay al otro lado de la casa de la estación. Sin tejadillo. Bajo los árboles. Son de esos que sueltan agüilla que luego resulta ser pegajosa. Sí, seguro que los habéis maldecido más de una vez al ver que todo el parabrisas estaba lleno y la mierda se os quedaba pegada. Pues imaginad eso en el sillín de la bici y el manillar. El primer día me cagué en tó. Para el segundo me llevé una bolsa de plástico y ahora mi bici duerme con el gorro puesto. Yo creo que podremos volver a aparcar... pues cuando vuelva de vacaciones. Teniendo en cuenta que mi calle aún sigue a medias de poner las baldosas, haced las cuentas de lo que tarda esta gente en terminar las obras. Ozú.

Por cierto, hoy las calles y la oficina medio vacías... qué gusto.

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