En este momento, en un universo paralelo tipo Fringe, estaría disfrutando del sol y la playa. Habría recuperado el desfase horario y ya me habría acostumbrado (más o menos) a las horas de diferencia.
Luciría mis gafas de sol y me acordaría de las maravillas que había visto por la mañana, de la historia que siente uno cuando pone los pies en el mismo sitio donde miles de personas los pusieron hace siglos.
Seguramente ya me habría quemado del sol, que una ya no está acostumbrada...
Habría dormido en una megacama y disfrutado de lujos y comido ceviche (mmm pescado, yo que estaba soñando ya con ello).
Estaría deseando que llegara el día de la excursión de submarinismo y recargaría las pilas de la cámara para poder sacar fotos a todo.
Y bueno, sí, habría trabajado, que para algo era un viaje de negocios.
Pero claro, llegó el volcán de nombre impronunciable y lo fastidió todo. ¡Odio los fenómenos geológicos impredecibles!
Luciría mis gafas de sol y me acordaría de las maravillas que había visto por la mañana, de la historia que siente uno cuando pone los pies en el mismo sitio donde miles de personas los pusieron hace siglos.
Seguramente ya me habría quemado del sol, que una ya no está acostumbrada...
Habría dormido en una megacama y disfrutado de lujos y comido ceviche (mmm pescado, yo que estaba soñando ya con ello).
Estaría deseando que llegara el día de la excursión de submarinismo y recargaría las pilas de la cámara para poder sacar fotos a todo.
Y bueno, sí, habría trabajado, que para algo era un viaje de negocios.
Pero claro, llegó el volcán de nombre impronunciable y lo fastidió todo. ¡Odio los fenómenos geológicos impredecibles!
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