viernes, 1 de mayo de 2009

Las 4 bicis

Hoy para mí ha sido un primero de mayo poco habitual.
Ayer, día de la reina, fue festivo en Holanda. La gente cuelga la bandera holandesa y el pendón naranja y sale a la calle a beber como cosacos vestidos de naranja. Aquí cualquier excusa es buena para emborracharse en la calle.
Aunque el verdadero protagonista del día fue un Suzuki Swift.
Y hoy vuelta al trabajo. Sí, sí, al trabajo, puesto que en este país no hay día del trabajador. Aunque muchos compañeros se han cogido vacaciones hoy para tener un puente. El panorama en el pasillo de R&D esta mañana era desolador: solo 8 personas, de las cuales nada más que 2 holandeses...
Mi jefe Hans se fue la semana pasada de vacaciones y no vuelve hasta el jueves (qué vidorra, madre) y Esther hoy iba a recoger a sus padres al aeropuerto, así que he estado sola con Ellen en la oficina.
A la hora de la comida hasta la cantina estaba solo abierta a medias y ha sido el día de las sobras de otros días.
En cuanto al resto del día, pues he terminado el trabajo pendiente y cuando han llegado las 5 he salido pitando de allí. Hoy en la caseta para aparcar las bicis sólo había 4, de los 4 gatos que estabamos ahí.
Cuando he salido por no cruzarme por delante de un camión (aunque me daba tiempo) luego casi me lleva por delante un Beatle, en una curva cerca de casa casi me atropella un loco y al intentar tocar el timbre de mi bici casi me rompo una uña (ya, ya, no se me ha roto porque las llevo al rape, pero de verdad que este timbre no vale para nada, la próxima vez que lo necesite gritaré tin, tin, a ver si cuela).

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